Puede que algunos de nosotros, en algún momento, hayamos sido testigos de actos sobrenaturales que desafiaron las leyes de la naturaleza. En la mayoría de las ocasiones este tipo de evento se ha manifestado en contextos litúrgicos o religiosos. Las personas en quienes se ha dado este fenómeno suelen ser muy devotas y les respalda una fe inquebrantable. Los milagros han ocurrido desde que el mundo es mundo, no cabe duda que el testimonio de las personas beneficiadas por los mismos así lo atestiguan. Ahora bien, ¿qué es un milagro? ¿Qué significado tiene tan interesante y enigmática palabra?
En su libro, titulado Los milagros de Jesús (2021), el Dr. Samuel Pagán nos presenta varias definiciones. Según el Dr. Pagán, la Real Academia Española lo define como “un tipo de suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa”. En el mundo académico, lo milagroso es asociado a lo extraño, no esperado e inexplicable. En la sección de Vocabulario Bíblico de la Biblia católica para la fe y la vida (2018) se nos ofrece una definición interesante de lo que es un milagro. Las Sagradas Escrituras resaltan el poder y el amor de Dios, capaz de realizar maravillas inauditas y signos poco habituales conocidos como milagros. Estos se caracterizan por ser dones gratuitos y señales eficaces de carácter extraordinario, mediante los cuales Dios realiza una acción salvadora.
Es importante recordar que los seres humanos tenemos un sinfín de necesidades que se traducen en cada una de las dimensiones que nos conforman como tales. Hay necesidades de carácter físico-biológicas, emocionales, psicológicas y espirituales. Cada una de ellas son impactadas por situaciones que laceran nuestra vida cotidiana provocando las crisis. De acuerdo al autor, los problemas en las narrativas de los Evangelios a los que el Señor responde de forma milagrosa y sobrenatural son precisamente relacionados a la salud física, emocional, y espiritual. Jesús respondía con autoridad y virtud para superar la crisis y la adversidad. La gente de nuestros tiempos sufre de grandes calamidades e infortunios que cada persona interpreta de acuerdo a su experiencia y su contexto.
Ante esa realidad los Evangelios nos presentan a un Jesús que respondía a las necesidades más apremiantes y profundas de las personas y comunidades de su época (Pagán, 2021).
Y, ¿dónde queda la ciencia en todo esto? En el texto se argumenta que, aunque son muchos y muy importantes los logros de la ciencia, aún le queda mucho por descubrir y que existen circunstancias y fenómenos que no tiene explicación. Sólo desde la fe en la trascendencia divina se consiguen resultados milagrosos que responden a las necesidades más profundas del ser humano. Con esto no estamos señalando defectos ni virtudes; simplemente le damos a la ciencia y a la fe sus respectivos lugares dentro de la realidad de la experiencia humana.
Finalmente, el propósito de Jesús en su tarea de realizar mila-gros es eliminar dolencias, enfermedades o condiciones que le impedían a las personas tener vidas autónomas, gratas y bendecidas (Pagán, 2021). Nosotros también podemos realizar acciones milagrosas ayudando a que la felicidad y el bienestar de la gente pueda ser una realidad a través de gestos de amor, solidaridad y empatía hacia nuestro prójimo. Nosotros somos los instrumentos del Divino Creador para precisamente bendecir a aquellas personas que pasan por los desiertos de la vida. Los milagros son reales: no son ficción, no son espejismos ni niebla que se esfuma. Los milagros trascienden a la razón y son el resultado de la sensibilidad y humanidad que Jesús nuestro Señor nos legó a través de su amor, entrega y compromiso con la humanidad. Comparte tu milagro. Dios puede usar tu milagro para que otros reciban el suyo.
Referencias
La Biblia católica para la fe y la vida. (2018). Editorial Verbo Divino.
Pagán, S. (2021). Los milagros de Jesús. Editorial CLIE.